Hoy es un día demasiado extraño. Demasiado cargado de hechos, de evidencias. Repleto de sensaciones, de emociones. Ninguna reconfortante, vale aclarar. Hoy en un día en los que uno puede llegar al límite de cuestionar su sóla existencia. La música de estos días nos refleja palabra por palabra, describiendo nuestros exactos estados de ánimo. Describiendo lo desdichados que nos sentimos actualmente. Lo desgraciados, o mejor, lo infelices. Hoy es un día oscuro,caluroso, triste y soleado. Un amenazante sábado, que nos advierte no olvidar el verano. Está ahí, personas, pero no está. No termina nunca de llegar. Nos recuerda cosas que queremos volver a vivir. Es bueno. Pero esas cosas no van a volver a pasar. Es malo.
Nunca va a llegar un día en el que todos se encuentren bien en el mismo tiempo y espacio.
Alguien siempre, por alguna razón va a estar mal. Alguien o algo. Algo tiene que salir mal. Algo que nos recuerde que estamos acá, viviendo. Algo que nos recuerde porqué nos levantamos día a día. Por qué luchamos. Muchas veces deseé que mi vida fuera perfecta. Pero no lo es, de hecho, está muy lejos de serlo. Pero está bien, porque así tiene que ser. Lo acepto. Acepto que todo me cueste, acepto pelear por las cosas que quiero, acepto a mis amigos, acepto a mi familia, acepto. Porque creo en esto que me toca, creo en las personas que me acompañan. Creo en los buenos momentos, en los buenos recuerdos. Creo en los buenos días, y en días como estos también (la puta madre que los parió). Porque marcan la diferencia. Porque hacen que uno piense cosas tristes y se inspire. Porque hacen que uno aprenda a dejar de equivocarse en las mismas cosas, una y otra vez. Además, si no tuviéramos días como éstos, los días perfectos pasarían desapercibidos.

