11 de diciembre de 2008

Es divertido pensar que puedo ser diferente. Que puedo cambiar. Que soy capaz de tener mil personalidades. Me entretiene reírme de mí misma y buscar defectos. Es muy gracioso el hecho de poder asumirme tal como soy, aún sin terminar de conocerme. O mejor dicho, de entenderme. Es ilógico. No tiene sentido. A veces no sé qué hago en ciertos lugares, otras simplemente no entiendo lo que digo. Es inquietante cómo puedo dejarme llevar en determinadas situaciones. Cómo me dejo ver, o cómo me hago ver. Diría que es culpa tuya, así lo sentí muchísimas veces, pero no puedo culparte, porque se trata de mi personalidad. ¿La cambiaste? Quizás, pienso que sí. Pero ahora yo soy la que actúo, si lo hago bien, o lo hago mal, es mi culpa. Me angustia recordar cómo era antes de conocerte. Me asusta porque era una persona muy alegre, impulsiva y despreocupada. Siempre fue así. Y sigo teniendo rasgos de esa personalidad, bastantes diría yo. Pero soy distinta. Soy una persona muy Frágil, muy Gris. Soy una persona desconfiada, que todo el tiempo está alerta y tirándose abajo. Destruiste mi orgullo, por completo. De eso si puedo culparte, porque te encargaste de destruirlo todo el tiempo que estuviste junto a mí. Ahora soy un estúpido carrousel, un confundido carrousel. Y doy gracias a Lucifer (Já) de tener a las personas que tengo junto a mí, porque sin ellas, mi persona estaría devastada. Sobre todo a mi Delirio. Merci.