7 de enero de 2009
Estaba bien. Las cosas estaban bien. Pero, por supuesto, pienso en vos. Y eso arruina mucho de mí. Eso rompe, eso daña, eso no se detiene. Eso, esto, vos. Crece con el tiempo, y se acomoda entre mis neuronas. Se impregna en cada tejido. Y algo te pedí, que nunca supiste cumplir. No te lo pedí a tiempo, pero lo hice al fin. Te pedí que no me lastimaras, te pedí que me cuidaras, te pedí que no seas vos la causa de que llore, que no me causes tales dolores. Te pedí que me respetes. Y no me dijiste 'no'. Fingiste acceder a mis pedidos, envenenándome más y más. ¿De verdad necesitabas que te ruegue? Porque eso pareció siempre. Eso te encantó siempre. Y ahora sólo eso tenés. Recuerdos de gente que hiciste sufrir, que lastimaste, que destrozaste. Y finalmente puedo preguntarte: ¿es eso lo que querías? Lo tenés, pero no creo que eso te haga sentir mejor. O quizás sí. Quizás deba dejar de intentar verte como una persona sana y comenzar a tomarte tal como sos. Nocivo.