Mañana voy a estar mejor. Eso es mentira.
Después se me pasa. Esa es una mentira peor.
Porque AHORA estoy mal.
Y no me interesa estar mejor después.
Me interesa estarlo ya.
Y no me importa que me digan
que ya es normal verme así.
Porque hoy no es por él por quien lloro.
Hoy no.
Hoy no me importa que él no vuelva, que no esté,
o que sea tan enfermamente egoísta.
Hoy puedo llorar pensando sólo en mí.
Hoy puedo tirarme en la cama a pensar
en lo desgraciada que me siento, puedo ducharme
mientras se me caigan las lágrimas, puedo ver películas
que me hagan deprimir más, puedo escuchar música
que me recuerde lo infeliz que me encuentro,
puedo leer cosas que me hagan querer desaparecer.
Porque hoy lo voy a hacer por mí. No por él.
Hoy lloro por algo que vale más, mucho más.
Hoy lloro porque las cosas no están nada bien,
porque me siento sola, por mi familia, porque mi salud
depende de mi estado de ánimo,
porque extraño a demasiadas personas,
porque necesito ver ya a algunas de ellas,
porque me quiero ir a la mierda, porque las cosas
no salen como espero, porque podría enfermarme
de lo mal que me siento,
o simplemente lloro porque tengo ganas.
Ok. Entonces, me voy a dar mi tiempo para estar así,
porque pobre del que se me cruza cuando
me encuentro de esta forma.
Y si no tengo ganas de nada,
personas, hoy no me critiquen. Porque si lo único que
recibo son críticas y actitudes desconcertantes,
con todo respeto, guárdenselas.
Porque si hoy escucho algo más de eso,
voy a estallar.
Si hoy recibo más de eso,
no creo que lo pueda manejar.
Hoy necesito a tanta gente que no está, que juraría que me encuentro en otro lugar.